La cara mas dura de la esperanza

Sumando más de 48 horas en Marruecos, la realidad de la mujer trabajadora ha salido a nuestro encuentro. Con una hospitalidad sin limites, tres jovenes mujeres marroquis abrieron la puerta de su minuscula casa/gran habitacion.

En el centrico barrio viejo de la ciudad de Tanger, en apenas doce modestos metros cuadrados, el fenomeno de la migracion del rural a las urbes se manisfestó en primera persona, encarnado en las historias paralelas de tres seres humanos. En este reducido espacio, compartimos un tiempo de conversación con empleadas en el sector textil que acabaría por indicarnos la hora en la que se detuvo la justicia social en el país africano.

Deficiencias graves en la escolarizacion, formacion inalcanzable y condiciones laborables ajustadas a los niveles de principios del siglo XX son solo algunos de los ejemplos que tratan de librar con fortaleza, entereza y esperanza tres generosas trabajadoras que no hacen otra cosa que mirar al futuro, a pesar de todo, con proyectos. Alrededor de una mesa con pan recien hecho y una taza de te caliente lograron convencernos de que las adversidades de genero, economicas y sociales son salvables... mientras hay vida, hay esperanza.