viernes, 13 de julio de 2007

Un oasis diario de media hora

La jornada de trabajo se detiene por espacio de treinta minutos, alrededor de las 12:30 horas, cuando mas aprieta el sol en Tanger. Las trabajadoras del textil llevan operativas y a pleno rendimiento desde las 7 de la manana. Este oasis, que hemos podido compartir con ellas, se convierte en el unico respiro que concede una exigente agenda laboral. Muchas esperan la llegada de sus hermanos menores para que les proporcionen el tentempie necesario para continuar produciendo. El encuentro se realiza en las inmediaciones de las fabricas.

Por un momento, la clase obrera emula a los altos ejecutivos de la Bolsa en hora punta. Infinidad de direcciones cruzadas en busca de una sombra para poder alimentarse a contrarreloj en las mejores condiciones posibles, algo que no siempre se consigue. El paisaje es agreste y muy poco generoso. En algunos casos, el menu se compone de zumo y pasteles. No se persigue cumplir con una dieta equilibrada sino simplemente degustar un capricho efimero que endulce la segunda fase de la jornada. Los treinta minutos son siempre escasos, y mas si se tiene en cuenta que en algunos casos se ha recorrido algun kilometro para adquirir esos dulces convencionales convertidos en autenticos manjares. Con el paladar todavia sensible, vuelta al trabajo. Se ha consumido la media hora de rigor.

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