Por un momento, la clase obrera emula a los altos ejecutivos de la Bolsa en hora punta. Infinidad de direcciones cruzadas en busca de una sombra para poder alimentarse a contrarreloj en las mejores condiciones posibles, algo que no siempre se consigue. El paisaje es agreste y muy poco generoso. En algunos casos, el menu se compone de zumo y pasteles. No se persigue cumplir con una dieta equilibrada sino simplemente degustar un capricho efimero que endulce la segunda fase de la jornada. Los treinta minutos son siempre escasos, y mas si se tiene en cuenta que en algunos casos se ha recorrido algun kilometro para adquirir esos dulces convencionales convertidos en autenticos manjares. Con el paladar todavia sensible, vuelta al trabajo. Se ha consumido la media hora de rigor.
viernes, 13 de julio de 2007
Un oasis diario de media hora
Por un momento, la clase obrera emula a los altos ejecutivos de la Bolsa en hora punta. Infinidad de direcciones cruzadas en busca de una sombra para poder alimentarse a contrarreloj en las mejores condiciones posibles, algo que no siempre se consigue. El paisaje es agreste y muy poco generoso. En algunos casos, el menu se compone de zumo y pasteles. No se persigue cumplir con una dieta equilibrada sino simplemente degustar un capricho efimero que endulce la segunda fase de la jornada. Los treinta minutos son siempre escasos, y mas si se tiene en cuenta que en algunos casos se ha recorrido algun kilometro para adquirir esos dulces convencionales convertidos en autenticos manjares. Con el paladar todavia sensible, vuelta al trabajo. Se ha consumido la media hora de rigor.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario